La calidad tiene varias definiciones 
			aceptables, como por ejemplo la capacidad de un ente para satisfacer 
			los requisitos explícitos e implícitos para los que está previsto su 
			uso. En Anatomía Patológica significa que el informe sirve 
			satisfactoriamente al clínico que nos lo ha solicitado para 
			posibilitar la asistencia al paciente. La calidad se puede 
			mejorar de dos formas: por un avance tecnológico o mediante la 
			mejora continua de todo el proceso productivo. En los últimos años 
			es frecuente encontrar organizaciones sanitarias que han decidido 
			apostar por la calidad y para ello han adoptado el modelo de Gestión 
			por Procesos propuesto en la norma ISO 9001, cuya última edición es 
			del año 2000. ISO no es propiamente un acrónimo; aunque corresponde 
			a la International Organization for Standardization, lo que 
			realmente nos importa es que ISO viene del griego y significa IGUAL. 
			Esta es la esencia de la Gestión por Procesos: mínima variabilidad 
			de nuestros resultados y máxima calidad de los mismos por la 
			organización y mejora continua de nuestros procesos. 
			
			            En el mundo de la sanidad, 
			un proceso es el conjunto de actuaciones, decisiones, actividades y 
			tareas que se encadenan de forma secuencial, planificada y ordenada 
			para conseguir un resultado que satisfaga plenamente los 
			requerimientos asistenciales previstos en la atención a los 
			pacientes. La implantación requiere la ayuda de una empresa 
			consultora que nos guiará durante las cuatro fases de la 
			implantación (identificación, estructuración, medición y análisis 
			del proceso) y que también se responsabilizará de la formación y de 
			la confección de la documentación necesaria.
			
			            Inicialmente se definirán 
			los cuatro elementos claves de nuestro proceso: la misión de un 
			servicio de Anatomía Patológica (emitir un informe fiable y 
			disponible en el tiempo), el cliente, el comienzo y el fin del 
			proceso. Se identificará nuestro mapa de procesos y las subetapas de 
			que consta, estructurándolas mediante la identificación de sus 
			cuatro “R” responsables, requisitos, registros y reglas 
			(protocolos). La fase de medición consiste en obtener información 
			sólida de nuestro proceso para su análisis, pudiendo ser datos 
			(indicadores e incidencias) y opiniones o calidad percibida 
			(encuestas y reclamaciones). Debemos medir los resultados y la 
			eficacia de nuestro proceso (y no la actividad) y tras su análisis 
			adoptar objetivos y  acciones de mejora.
			
			            Transcurridos tres años 
			desde la certificación por la empresa Det 
			Norske Veritas (DNV), más los que duró la implantación podemos 
			aportar la siguiente experiencia: 
			
			            Es lo 
			primero es contar con una dirección del hospital que impulse el 
			proyecto con convicción. Necesitamos una consultora solvente y 
			conocedora del producto. El jefe de servicio debe creer en el 
			proyecto y liderarlo, a sabiendas de que sigue siendo el responsable 
			de la calidad del servicio. Supone y necesita una verdadera 
			participación y complicidad de todos los profesionales 
			(independiente de su categoría) en la gestión del servicio, en el 
			análisis y detección de áreas de mejora. Por tanto se promueve una 
			mayor satisfacción en el desempeño de su trabajo. Así las cosas, las 
			decisiones de cambios organizativos, definición de objetivos, etc., 
			que aprueba el jefe de servicio, están respaldadas por el análisis y 
			el compromiso de los profesionales de todos los estamentos que las 
			analizan y proponen.
			
			            
			Evolución y resultados. En estos años hemos tomado decisiones 
			colectivas para tener información que nos permita medir e 
			incrementar la calidad de los informes: medimos los tiempos de 
			respuesta pactados con la dirección y analizamos las causas de los 
			que se desvían de unos tiempos máximos llamados de alarma, 
			proponiendo acciones correctivas. Hemos implantado una sesión 
			semanal de peer review donde se revisan diagnósticos de 
			biopsias y citologías seleccionados al azar analizándose las 
			discrepancias; las biopsias intraoperatorias son estudiadas por al 
			menos dos patólogos y en esta sesión se analiza la concordancia; 
			toda esta información se registra y clasifica en cuatro grupos que 
			abarcan desde el acuerdo satisfactorio a la gran discrepancia entre 
			maligno y benigno.
			
			            
			Tenemos implantados comités, que están constituidos por 
			profesionales de todos los estamentos, en los que analizamos nuestro 
			propio trabajo con objeto de garantizar la fiabilidad y 
			disponibilidad del informe. Corresponden a cada etapa de nuestro 
			proceso (obtención de muestras, fichado, tallado, procesado, 
			inmunohistoquímica, molecular, secretaría, archivos, etc.) pero 
			también hemos creado otros comités de satisfacción del cliente, de 
			equipamiento, de incidencias, de formación y de fiabilidad 
			diagnóstica (peer review). Todos sirven para detectar 
			problemas (incidencias y no conformidades), tras cuyo análisis 
			adoptamos acciones de mejora organizativas o solicitudes de recursos 
			cuyos resultados después medimos y evaluamos. Mediante un cuadro de 
			mandos con indicadores de actividad y de calidad hacemos el 
			seguimiento de los objetivos mensualmente, ante cuyas desviaciones 
			decidimos acciones correctoras.
			
			            
			Conclusión: La Gestión por Procesos bajo norma ISO 9001:2000 es un 
			método idóneo para gestionar los Servicios de Anatomía Patológica. 
			Obtenemos información de nuestro proceso y de sus resultados, la 
			cual es analizada para proponer objetivos y acciones de mejora de 
			una manera planificada. En la Gestión por Procesos participan todos 
			los profesionales del servicio con su opinión responsable y su 
			capacidad de análisis.